lunes, 24 de agosto de 2009

Chek-out

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Chek-out.

Rápido por la izquierda, luego la tercer puerta a la derecha, seguir por el corredor y bajar las escaleras al final de éste. Dejamos el séptimo piso.
-¡Vamos, vamos, maldita sea!- gritaba uno de los dos que me acompañaban, parecía aterrorizado y sudaba como cerdo.
Los escalones se volvían incontables, pero no podíamos detenernos a pensar en ello; el acechador estaba cerca.
Subiendo a toda velocidad, desde el sexto venían más fuerzas enemigas.
-¡Por la puerta, rápido!- ordenó el tercero de nosotros mientras daba media vuelta y se detenía para darnos tiempo.
Entramos en un extraño familiar entrepiso. Unas personas entraban y salían de las distintas puertas del hotel. Parecía un constante ir y venir de chek-in y chek-out. Me aferré a mis más fuertes deseos de supervivencia y comencé la carrera a través de la gente. Mi último compañero no pudo seguir; había entrado en shock. Él fue el anteúltimo de los nuestros.
A mis espaldas todo se volvía oscuridad. Sentía sus risas bailando en mis orejas. Sólo una idea atravesaba mi mente: nuestro señor había sido vencido.
Dos puertas. A la derecha una y en su opuesto lado la segunda. Tomé la izquierda y seguí mi larga huida por un infinito pasillo. A mitad de camino titubeé.
-Demonios, demonios ¡Ya están aquí!
Ahora tres puertas. Probé la frontal; cerrada. Probé la izquierda; cerrada. Mientras con miedo me acercaba a la derecha, pude verlos acercarse con sus poderosas alas y abrasadoras alas.
-¡Basta, por favor basta!- chillé antes de abrir la puerta y sumirme en mis acelerados pasos nuevamente. Rara vez miré hacia delante; me aniquilaba la idea de que pronto me alcanzarían y quería estar preparado para ello. Sin prestar atención a los detalles, llegué al final de aquel pasillo sin salida.
-¡Maldito!- comencé a gritar, -¡Nos abandonaste! ¡Nos abandonaste como perros!
Maldije al diablo.
Entonces di media vuelta y, como último hijo de la oscuridad, preparé mi aura para enfrentar con cuerpo y mente a la llameante luz, dueña ahora de un mundo sin sombras.




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1 comentario:

  1. Al principio iba tranquila, el final desconcertó las imágenes que venían en mi cabeza mientras leía. ¡Copado lo que hacés, Juan! ¡Saludos!

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